El Nuevo Testamento y la Creación.


Muchos pasajes del Nuevo Testamento nos muestran que Cristo y los Apóstoles aceptaron plenamente el registro de la Creación en Génesis. Mientras Jesús hablaba de las señales que precederían a su segunda venida, dijo: «… porque serán días de tribulación como no la ha habido desde el principio, cuando Dios creó el mundo, ni la habrá jamás» (Marcos 13:19 NVI).

Una vez, Jesús le preguntó a algunos que le estaban cuestionando: «—¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador «los hizo hombre y mujer» (Mateo 19:4 NVI). Más tarde, Jesús ya resucitado se refirió a sí mismo como «El Soberano de la Creación de Dios» (Apocalipsis 3:14 NVI, aquí la palabra original ‘arjê se refiere a principio como el origen, la fuente, el «principio motor» u «originador«, no al «principio» como el primero en ser creado, tal y como algunos sostienen).

Muchos se sorprenden al descubrir que la Biblia revela a Cristo como el Creador. Más de una vez, el apóstol Pablo explicó a los primeros cristianos que Dios creó todas las cosas por (a través de) Jesús (Efesios 3.9 KJV). «Porque por medio de él [Cristo] fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra» (Colosenses 1:16 NVI).

Hebreos 1:2 nos dice: «En estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo«.

Pablo también enseñó a los atenienses que «de un solo hombre hizo todas las naciones* para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios.» (Hechos 17:26 NVI. *Podría traducirse por todo género humano). Todos somos descendientes de Adán y Eva. Pablo creyó todo lo que estaba escrito en la Ley y los Profetas: «esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados siguiendo este Camino que mis acusadores llaman secta, pues estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas.» (Hechos 24:14 NVI), esto incluía los registros de la Creación.

Finalmente, los detalles de la última epístola de Pedro nos revela que él también creyó en la Creación como verídica y literal: ««¿Qué hubo de esa promesa de su venida? Nuestros padres murieron, y nada ha cambiado desde el principio de la creación.» Pero intencionalmente olvidan que desde tiempos antiguos, por la palabra de Dios, existía el cielo y también la tierra, que surgió del agua y mediante el agua. Por la palabra y el agua, el mundo de aquel entonces pereció inundado. Y ahora, por esa misma palabra, el cielo y la tierra están guardados para el fuego, reservados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.» (2 Pedro 3:4-7 NVI).